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La historia de Carlos y Lucas. (y Claudia)

A Carlos pocas cosas se le escapan, casi diría que ninguna, esa era su mayor virtud, también su mayor castigo. No siempre el darse cuenta es algo adaptativo, hay mucha gente que vive toda su vida sin ser conscientes de la magnitud de sus problemas. Sin embargo Carlos vivía demasiado en la previsión: ¿qué va a pasar cuando tome esta decisión?. 
Si le dejas hablar, Carlos puede deslumbrar por su claridad mental, por su capacidad de expresar pensamientos y emociones. Tiene tantos recursos reflexivos que acaba por agotamiento con quien se le cruce por su camino. Por suerte, tiene un entorno que aunque le acompaña y le admira, no son iguales que él. Su pandilla nunca ha sido la típica pandilla de prototipos de personas homogéneas a las que les gustan las mismas cosas, la misma música, las mismas bebidas e incluso los mismos hombres. No, Carlos siempre se ha rodeado del diferente, de esas personas que tienen rasgos que si le tiras un poco de la lengua, detestaría. Y aqui se desvela el primer secreto de Carlos , es un incongruente.

La lucha interna entre lo que es, lo que debería ser y lo que le gustaría ser, acaba por ser capaz de estar criticando rasgos de la personalidad de algunas personas con tanta vehemencia que se olvida que su mejor amiga, es así, o incluso él mismo.

La personalidad de Carlos se ha formado sobre cimientos del rechazo, desde muy pequeñito y desde todos los frentes saboreó lo amargo de no encajar en lo que esperan de ti.

Es muy desconfiado en los vínculos, cuando has tenido unas relaciones tan inseguras, te acostumbras a disfrutar de todo mientras dure, porque sabes que tarde o temprano, los que están a tu lado se van a ir, te van a abandonar o tal vez, seas tú quien los dejes ir cuando un día no tengas más ganas de seguir tirando hacia ti de quien está contigo como podría estar con cualquier otra persona.

Ahora, cada vez que encuentra cierta estabilidad, sea cual sea, empieza la lucha interna por deshacerse de todo eso que ya tiene suficientemente anclado y dentro de él. Es como si de forma inconsciente boicoteara toda la estabilidad que no sea él mismo, el único que considera que no le va a fallar jamás. El planteamiento es claro, si va eliminando todo lo que ya ha crecido tanto que cuando se lo arranquen le hará daño, sufrirá menos. De esta forma, como quien va aplicando un veneno gota a gota para debilitar lentamente y matar sin que se note, va acabando con esos pilares tan fuertes. No le asusta la soledad, la experimenta a diario, de hecho la puede experimentar hasta cuando más acompañado ha estado. La soledad y la nostalgia ocupan gran parte de su ser, por lo que sentirlas es como estar en casa.

Pero Carlos conoció a Lucas. Lucas fue la primera persona que amó de verdad a Carlos, de hecho puedo decir que es la persona que más profundamente ha querido a Carlos nunca. ¿sabes ese amor tan incondicional que apenas existe? Pues ese. Ese amor ha resistido demasiados varapalos, idas y venidas de Carlos, pero ahí ha estado, paciente, observando desde la cercanía y desde la distancia, desde el respeto absoluto y la profunda admiración de sus ángeles y sus demonios. La historia de Lucas y Carlos daría para un libro completo, pero como quien destripa una película, os puedo decir que Lucas y Carlos no acabaron bien, de hecho no acabaron.

Fue durante un invierno, justo acaba de casarse Lucas y este fue el principio del fin. Era la materialización de un amor frustrado, de una cobardía por romper con todo y seguir hacia adelante. Era la batalla ganada por lo clásico. Claudia era una egocéntrica de cuidado, ella era lo más, tal vez por eso se buscó un novio tan sumamente discreto y parco, para sólo brillar ella pero tener un hogar asegurado. Los de su calaña estaban bien para lo que le servían, pero no para tomarlos en serio.

Lucas y Claudia era ese tipo de pareja que se conocieron casi de niños y aún seguían juntos, no es porque se quisieran si no porque no sabían vivir una vida adulta sin tener a una persona a su lado. Tal vez en los inicios de su relación tenían muchas cosas en común, el sexo era magnífico y excitante y los planes de tener una vida juntos pesaban más que el cuestionarse si de verdad, veinte años después, seguían siendo los compañeros idóneos o sólo alguien con quien ver la película de los domingos por la tarde. Todos sabemos que no hay nada mas triste que ver que hasta culebrón de Antena3 acaba mejor que tu vida.

Lucas adoraba a Claudia, se ve que ella le había hecho consciente de cuántas veces le había salvado del abismo, que a pesar de las idas y venidas, Claudia siempre había estado ahí y le había perdonado. Lucas, se sentía en deuda constante con Claudia, porque aunque ésta era la fuerte, Lucas no podía evitar sentir ese sentimiento de culpa, cada vez que se cuestionaba si su vida no podría ser algo más, algo más allá de Claudia. Si Lucas abandonaba a Claudia, ésta se moría. ¿Os suena este tipo de amor?

Aunque Mr. Wonderfull se empeñe en lo contrario, a veces el miedo puede más que las ganas de vivir.

La historia de Lucas y Carlos no acabó, fue fagocitada viva por este amor de los años 40. Se marchitó como se marchitan las plantas que necesitan un macetero mas grande para crear más raíces, más hojas, más tallos, más flores.

La historia de Lucas y Carlos se quedó disecada, como se quedan las hojas de las plantas que se guardaban en libros. Conservando su color y su forma, pero muertas por dentro.

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