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Episodio 1: "¿Tú crees que nos enamoramos solo para no estar solos?"

 Tal y como os anunciaba hace unos días, inauguro una sección que me hace mucha ilusión y que se llama "Reflexiones Anónimas", en ella, publicaré las cartas que envío a personas de mi entorno reflexionando sobre algún asunto de interés. Muchas de ellas van a permanecer en el anonimato pero ya os puedo decir que han sido y son personas muy especiales en mi vida y con las que he compartido reflexiones, cervezas, viajes, cama, etc...Amigos, conocidos o antiguas parejas son algunos de los perfiles que participarán en esta sección. 

Os dejo con la primera carta, el tema tratado como podréis ver es el de la pareja y las motivaciones que nos pueden empujar a empezar una relación sentimental con otra persona. Espero que lo disfrutéis tanto como yo.


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Madrid, 01 de septiembre de 2020

¿Tú crees que nos enamoramos sólo para no sentirnos solos? (Piedras, 2002)

¿Qué curioso esto del amor...recuerdas nuestra conversación del otro día? Analizando varias relaciones de pareja, hay algunas en las que te vacías y otras en las que te llenas...te llenas, aprendes, te desarrollas...y luego están en las que creces junto a tu pareja y ambos os llenáis. ¿por qué es tan difícil vincularte con personas de una manera saludable y neutra? ¿por qué en la mayoría de las parejas la balanza está inclinada más hacia un lado que hacia otro?

A esto me refiero con el egoísmo del amor, ¿cuantas relaciones no están marcadas por limitaciones del apego, con "roles de salvador", con sentimientos de inferioridad, con complejos o falta de autoestima no resueltos?...Toda relación asimétrica está condenada al conflicto, a la confrontación...todos tendemos a revelarnos contra ciertos modelos de autoridad o jerarquía y todos nos sentimos en deuda cuando hacemos algo por alguien de quien no podemos recibir reciprocidad.

No quiero una relación así, ¿tú no crees que sería más fácil si la constitución de las relaciones amorosas fuera como los procesos de selección? ¿Cómo es tu CV amoroso y sentimental? ¿Cuáles son tus competencias a la hora de enamorarte, de resolver conflictos, de comunicarte? No te creas que estoy diciendo ninguna tontería, el cómo hablamos de nuestros ex y cómo relatamos nuestra experiencia sentimental, dice más de nosotros que de ellos, no crees? Tal vez deberíamos atender más a este tipo de cuestiones a la hora de establecer y formalizar una relación amorosa.

Pero claro, luego están las hormonas, los sentimientos y las conexiones...y lo joden todo. Me resisto a pensar que no podemos hacer nada ante eso, que la razón no puede guiar un poco al corazón...¿Tú que crees?

No sé si esto será una carta de ida y vuelta, o recorreremos algunos puntos más de la geografía de las relaciones y los sentimientos...por mi parte aquí te lo dejo...

Un abrazo, Fran

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Lugar del mundo que no es Madrid, 2 de septiembre de 2020


Estimado Fran, me parece excelente tu propuesta. A menudo estructuramos el discurso siempre desde una única polaridad: la propia. Creo que este formato permite poner frente a frente diferentes opiniones, pareceres y experiencias. Si te parece, más allá de la respuesta, iré intercalando en tu texto aquellas cosas que se me han venido a la mente al leer tus líneas. Para ir generando eso que llaman “subtexto”, o darle voz a mi voz interna mientras te leo.

Había olvidado esta película que en su momento tanto me gustó. Hubo una generación (generación de chicos gay, principalmente) que nos enamoramos ahí de Najwa Nimri.

Pensando sobre esto. Es que lo verdaderamente extraño es que una relación salga bien. Es un cóctel explosivo en el que se mezclan las luchas de poder, los conflictos irresolubles que arrastramos (lo que Gabriel J Martín definía como “mochileros” o algo así), los rencores irremediables hacia nuestro pasado, las proyecciones que hacemos de historias pasadas en la persona que tenemos enfrente (“no voy a dejar que me engañen más como me pasó con x”, “esta vez no van a pisotearme”, “no pienso ceder más”; o “ya aguanté bastante en mi casa, como para aguantar ahora”, “no quiero que me repriman más, quiero ser libre”), los miedos, el cambio inevitable que cada miembro de la ecuación va experimentando por su lado, el difícil acople de esas personalidades que van mutando día a día y, por lo tanto, deben también mutar para adaptarse el uno al otro. También los múltiples yoes que habitan en cualquier yo sano: el cariñoso, el luchador, el fogoso, el miedoso. Las múltiples contradicciones que todos llevamos. A esto sumamos, creencias propias, las verdades y principios irrenunciables que todos tenemos. El peso implacable de la rutina, con el trasiego de conflictos del trabajo a la pareja, de la familia extensa a la pareja, de las amistadas a la pareja. En fin. Como te decía: lo verdaderamente milagroso es que salga bien. O salga bien de una manera absolutamente natural y fluida, como parece que debe ser.

Podría ser que ayudara analizar el CV amoroso y sentimental, pero, ¿qué te garantiza el éxito? Es como aplicar la receta de la paella al gazpacho. Son ingredientes diferentes y combinaciones distintas. No obstante, hay un aspecto que si creo fundamental, y es en la honestidad desde el principio. Los inicios de las relaciones, como dicen que el camino al cementerio, suelen estar sembrados de buenas intenciones. Creo que hay un maquillaje mutuo de intenciones, se rebajan las exigencias, el carácter se edulcora y, por miedo a joderlo, se esconden o reprime mucha expresión propia. Sobre todo con la apertura a la intimidad. El problema de reconocer que, en un determinado momento, has sido infiel, abre la posibilidad a que lo vuelvas a ser. Si eres posesivo, adicto o violento, lo volverás a ser. Pero claro, para ser honesto sobre como es uno, lo fundamental es tener una autoconciencia lo más cercana posible a la realidad. Cosa que ya es difícil.

Cuando hablas de la razón y el corazón, pienso en esos animales que están enjaulados, como las gallinas que ponen huevos o los caballos. Se domestican bajo criterios de racionalidad y se les pide, de algún modo, dejar de ser lo que son: animales. Pienso que el problema de todo es el sobreetiquetado, que acota, hechiza, resta capacidad de movimiento. Y la capacidad de movimiento está en la base de la propia vida. Me explico. Desde la falta de certezas y solo en base a mi experiencia, pienso que hay algo en el modelo que nos hemos comido como pareja (o los modelos que nos hemos comido, ya que hay muchos) al que es imposible adaptarse. Es tan ideal, que es inalcanzable.

Cada vez tengo la sensación de que hay alternativas. ¿Hablo de parejas abiertas? ¿Hablo de soltería? ¿Hablo de vida en comunidad? Hablo de todas ellas y de ninguna. Hablo de experimentar e ir fluyendo hacia lo que las personas, solas o unidas, quieren.

Pongo un ejemplo y concreto. A conoce a B. A y B follan de maravilla, hay sentido del humor, incluso lo pasan bien en alguna ocasión en la que han salido a hacer algún plan. Además, hay apoyo emocional. A y B actúan desde el paradigma de que no “tienen nada” con la otra persona y pueden actuar con total libertad. Sin el elemento de la presión, A y B quieren verse cada vez más. Disfrutan.

A y B deciden “ser pareja”. En ese momento, empiezan a imponerse una serie de normas tácitas, nunca negociadas. “Debemos vernos todos o casi todos los días”, “el sábado tenemos que pasarlo juntos”, “mejor que no hables con otros chicos”, “desinstálate el Grindr”, “escríbeme todas las noches”. Por supuesto, normas que aceptan porque hay otras cosas muy positivas que se están viviendo y a las que no se quiere renunciar. Son los peajes que hay que pagar siempre.

Pero poco a poco pueden surgir los conflictos. Tarde o temprano uno de los dos, o los dos, puede empezar a sentirse oprimido, a sentir que ese traje que le han construido no le queda bien. No es mi número de zapato. Y no se trata de que cambie de zapato, se trata de que me dejes romper el zapato o me dejes no llevar zapato si quiero.

A lo que voy es a tratar de, en lugar de encontrarnos con un arquetipo, nos encontremos, realmente, con la persona que tenemos enfrente. Pienso que la represión, el conflicto y la castración no son el camino a un ser humano auténtico y vivo. Se me viene a la imagen la típica atracción en la que a una foto de gran tamaño se le quita la cara para poder ponerla nosotros y hacernos la foto. Eso son a veces las parejas. Una foto de alguien que no somos nosotros.

Y ante esto solo tengo intuiciones. Intuiciones de lo que creo que quiero para mí. Intuyo que podría ser más feliz en un modelo de relación algo más abierta. Intuyo que igual me gustaría una relación en la que no hubiera que dormir todas las noches en la misma cama, aunque viviéramos en la misma casa. No descartaría ser feliz en un modelo de convivencia en comunidad, no sé si trieja o poliamorosa. Son preguntas, pero ¿sabes qué pasa? Que a la respuesta solo podría llegar desde la experiencia, porque sería la propia vivencia la que me respondería. Y quizás me equivocaría. Pero es lo interesante, equivocarte, rectificar y readaptar el rumbo. Hablo, como me decía un amigo mío, de ser pioneros. De escribir nuestro propio paradigma. Crear el molde para nuevos modelos.

Un abrazo para ti.

Comentarios

  1. Me encanta... la idea de que como contamos nuestras historias... habla mas de nosotros que de ell@s...
    Nuestros complejos, nuestras ideas preconcebidas, el sesgo de la interpretacion subjetiva (sin darnos cuenta que lo es).
    Me encanta tu carta.

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  2. Qué interesante que desveles esas cartas, esas conversaciones tan profundas e íntimas que tienes con personas que estoy segura de que te aportan mucho, pero en sí tú reflexión ya es para que le demos una pensada todas. Me quedo con "hay relaciones que te llenan y otras que te vacían"...no lo habría descrito mejor.

    ResponderEliminar
  3. Te felicito por este modelo de publicación, como bien dice otro comentario no solo la respuesta, si no la carta en sí es para darle una pensada. Sobre la respuesta me planteo, ¿por qué seguir unas normas no escritas cuándo decidimos "ser pareja"? ¿Por qué no seguir con un modelo en el que ya estábamos bien? Compartir la vida con otra persona sin dejar de ser o actuar como nos hace sentir bien. Igual la clave está en otros modelos de relación, pero ¿tendrán estos otras reglas que nos hagan no ser nosotros mismos? Supongo que comento mi propia reflexión.

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Ahora te toca reflexionar a ti, ¿me lo cuentas?

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