Buenas tardes a todos/as, antes de nada, disculpar el
retraso de esta entrada. Esta semana ha sido un tanto “ajetreada” por lo que no
he podido tener el espacio y el tiempo que necesito para escribir, acompañado
como siempre de incienso y música tranquila. Hoy os voy a hablar del Amor sin sexo, estamos muy acostumbrados/as a
hablar del “sexo sin amor”, pero muy pocas veces del contrario.
Sin lugar a dudas, al hablar de pareja, tenemos que hablar
de una de las más importantes dimensiones de la misma, y esa es la sexualidad.
La sexualidad en la pareja suele ser la preferida por la mayoría de las
personas siendo definida en la mayoría de los casos como la más íntima y
pasional al darse en un contexto de confianza y seguridad afectiva, que muchas
personas sienten al tener relaciones sexuales con sus parejas.
El que una pareja se rompa o no, depende de muchos factores, el
primero de ellos es que una de las dos partes quiera hacerlo. Pero antes de
considerar la ruptura de una pareja por algún tipo de disfunción sexual
deberíamos plantearnos algunas cositas:
- ¿Cuál creemos que es el motivo de esa disfunción?
- ¿Hemos hablado del mismo con nuestra pareja?
- ¿Hemos pedido ayuda de un profesional?
Estas tres preguntas pueden ser la clave para no sólo
mejorar nuestra vida sexual, sino mantener con vida nuestra relación
sentimental. Y es que aunque parezca mentira no estamos acostumbrados/as a hablar
con naturalidad de nuestra vida sexual con nuestras parejas (con las que la
compartimos)
Considerar el motivo de esta “disfunción” sexual, es vital
para empezar a trabajar sobre ella, ya que a veces la solución está en la palma
de nuestra mano. Algunos motivos que causan falta de deseo sexual o pueden mermar
nuestra actividad sexual son, entre otros:
- Relaciones sexuales previas pobres (por ejemplo centradas en el coito).
- Problemas de pareja (Castigar consciente o inconscientemente a través de la negación de relaciones sexuales)
- Falta de descanso o sueño.
- El estar en tratamiento farmacológico puede afectar a nuestra vida sexual.
En relación a la segunda pregunta, el hablar con la pareja
sobre nuestra vida sexual, es un elemento clave para mejorarla, mantenerla y
abordar cualquier problema que se nos presente en este campo.
A veces estamos
más acostumbrados/as a hablar sobre este tema con amigos/as, compañeros/as o
incluso nuestro “resuelvetodo” google, que nos puede dar información al
respecto, hablarnos de casos particulares pero que no va a tener en cuenta las
condiciones de nuestra pareja, nuestra historia individual y conjunta, por lo
que las soluciones que nos plantee hay que tomarlas con pinzas y si no son
abordadas por ambos miembros de la pareja, serán prácticamente inútiles.
Y por último, abordando la última pregunta de la que hablábamos,
que al igual que las anteriores parece “de cajón” que sería lo que cualquier
persona haríamos, ya que del mismo modo que si nos duele un brazo acudimos a un
médico, o nos duele un diente acudimos a un dentista, ¿Por qué cuando nuestra
relación de pareja o nuestra vida sexual no va bien, no acudimos a un sexólogo?
¿Por qué nos resignamos a que el futuro lo resuelva siendo nosotros/as
elementos pasivos en la resolución de nuestros problemas?
Al igual que en todos
los ámbitos de nuestra vida, nada o casi nada, se resuelve “dejando el tiempo
pasar” sin hacer nada, las disfunciones sexuales tampoco. De manera que espero
que si alguno/a tenéis dudas al respecto, algún problema relacionado con la
sexualidad, POR FAVOR, responder a esas tres preguntas de manera afirmativa y
estaréis mucho más cerca de solucionarlo, porque TODO en esta vida tiene
solución, y si no la tiene, ¿para qué preocuparnos?.
Nada más esta semana, esperando que esta entrada al igual
que las anteriores os gusten, y cómo siempre me hagáis llegar vuestros
comentarios e impresiones
Si queréis escuchar el programa de esta semana podéis descargarlo pinchando en el siguiente enlace: Programa Campus Vita Est Miércoles 23 de Octubre
Os dejo con la canción que ha estado sonando durante esta
tarde como banda sonora
Cuidaros
Un abrazo
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Ahora te toca reflexionar a ti, ¿me lo cuentas?